viernes, 8 de abril de 2011

Silencio

    
    Silencio. Como el silencio de alguien que acaba de recibir una terrible noticia, como el silencio en el instante del primer beso de un adolescente, como el silencio tan solitario y profundo que solo puede experimentar una persona que ha sido enterrada viva, solamente, silencio.

   Quizás es la mejor opción, callar antes de hablar, solo pronunciar palabra cuando se puede decir algo más inteligente que el propio silencio.

   Silencio. Callar las cosas, una cremallera invisible en los labios que se averió al pasar los años, ya no dice nada, habla, pero no dice nada, perdió esa facultad desde el momento en el que callo en cuenta de que realmente a sus palabras, a sus quejas, a sus suplicas... nadie las escuchaba. Una niña con la capacidad de hablar, pero que prefiere callar. Calla y escucha...

   Nunca habla

   Nunca dice nada.

jueves, 7 de abril de 2011

La música



   Empieza el juego de la imaginación y comienzan a asomarse las primeras imágenes trazadas. El roce de una vieja púa en el vinilo destila tiempos y la música invade esa pequeñísima porción de mundo que la rodea. Es una voz fuerte, deliciosamente melancólica, que la atrae hacia su propia caja de Pandora.

   Los riff de la guitarra, el rudo bajo, la potente batería... y su voz...

martes, 5 de abril de 2011

Cinco minutos

   Cinco minutos

   Está nerviosa, mira el reloj una y otra vez... cinco minutos... dejando caer despues las manos a ambos lados de su cuerpo, abatida, tiene miedo... no, no es miedo, es expectación, nerviosismo, tal vez inseguridad.

   “cinco minutos...” susurra para si misma, después de todo, nadie más la oye... está sola... sola en esos cinco minutos interminables mientras su mirada busca una y otra vez aquel reloj, que avanza con tortuosa lentitud ¿de verdad avanza?

   Tic...tac...tic....tac...

   El tiempo se acaba, pero siempre quedarán esos cinco minutos de eterna espera... siempre

   cinco minutos.

lunes, 4 de abril de 2011

Ya no habrá más gritos

   
     El hombre avanzó por el encharcado terreno a grandes zancadas. Por la expresión de su cara se podía percibir fácilmente el nerviosismo que lo asolaba, pero ni la mitad de la tortura mental que sufría interiormente.
Hacía frío y la fina chaqueta de punto que vestía no lo protegía en absoluto de las bajas temperaturas. 

   Ascendió por una colina, aumentando el ritmo de sus pulsaciones coordinadamente respecto a la subida de la velocidad de sus pasos. Cuando por fin divisó la pequeña casa, respiró tranquilo... había llegado... 

   Abrió la puerta, oyendo ese lento crujir, molesto, irritante, chirriante... malditas bisagras... maldita madera vieja... maldita puerta...maldita casa... Entró en en el pequeño salón, lo observo, lleno de telarañas y polvo, arrastró los pies por el suelo de madera, crujía también, los ruidos le molestaban, frunció el ceño.

    Bajo la única ventana de la estancia, la luz atravesaba el sucio cristal, la tenue luz de la luna, dejando entrever un amasijo de luces y sombras bajo esta, era ella, después de tanto tiempo, volvía a verla.

    - Hola -Susurró el arrodillándose a su lado, acariciando su rostro, pálido, frió-Ya no habrá más gritos. Los he hecho callar... pero volverán... 

     -Siempre vuelven -La voz de ella, un suave susurro, casi inaudible

     -Muy bien, mi niña. Hemos hecho lo que desviamos. Ahora duérmete

El tiempo pasa

    
     Aquí estoy...un humano en este mundo, persiguiendo miles de utopías, sin embargo, no consigo nada, persigo con la mirada, mientras estoy sentada... viendo pasar todos aquellos sueños sin pies ni cabeza.

    Sigo siendo una niña, que busca lo que no tendrá nunca, que recuerda con nostalgia los momentos especiales, que deja pasar su tiempo como si no valiese nada.

    Aquí estoy... un humano en este mundo que aunque intente encontrar el significado, no consigue tan siquiera aproximarse... una niña, una niña tonta sentada mientras observa esos sueños y fantasías, esas hadas y duendes, que solo existen en su cabeza llena de mariposas... y mientras, el tiempo pasa.

     El tiempo pasa frente a los ojos del inocente, y al inocente no le importa.

domingo, 3 de abril de 2011

Recuerdos para siempre


    El universo ha provocado tantos cambios… Y ahora hay varios rostros que se reflejan en mi mente. Como si fueran un paisaje permanente en nosotros.

    Será que estas últimas semanas he revivido tantas sensaciones que no pude calmarme.

    Puedo sentir la brisa de aquella plaza pueblerina, el viento que hacía dar vuelta los destartalados columpios, el ruido perseguido de alguno de los pocos automóviles que roncaban por la calle principal, el crujido de las escaleras mezclado con el tintinear del cascabel en mi cuello, el grillo que cantaba celoso bajo la ventana que daba a ese patio lleno de tierra sin césped, las risas... sobretodo las risas...

   Entramos dieciocho personas, salimos dieciocho amigos...dieciocho “personitas” con ganas de poner de su parte para ayudar a un futuro cambio social.

   Y como ya dijimos en aquel momento de reflexión, el verdadero tesoro son aquellos hermosos momentos que hemos compartido, estas dieciocho personitas.

Berriz 2011.